lunes, 24 de agosto de 2009

Breve análisis de la historia de la biología desde la metodología kuhniana.

Valeria Leiva

Antecedentes y aclaraciones. (preciencia)

La noción de “biología” es relativamente nueva y está íntimamente relacionada con la idea de cambio a lo largo del tiempo o, más generalmente “evolución”.

Anteriormente, se utilizaban las nociones de “historia natural” o Naturphilosophie y dichas disciplinas se ocupaban, básicamente, de la clasificación de las especies vivientes -ejemplos de ello fueron las obras de Linneo o de Bonnet- pero no se halla en dichas obras el debate acerca del origen de los seres vivos. Ya Empédocles y, sobre todo –por la importancia que la historia le dio posteriormente- Aristóteles se habían ocupado del tema del origen de los seres vivos, pero, por supuesto, aquellas reflexiones no sistemáticas[1] no pueden ser admitidas como fundantes para una disciplina ya que, para ello se requiere -desde el punto de vista kuhniano- la admisión cuasi indubitable por parte de todos los participantes de la comunidad (entre otras cosas).

Lamarck y Cuvier: Fijismo y transformismo (paradigma y crisis)

Hasta, por lo menos, el siglo XVIII, las ideas preformacionistas[2] junto con (o avalando la) interpretación bíblica del origen de las especies, habían dado lugar a una teoría fijista de las especies que hegemonizó la disciplina que analizamos. Según aquella, en su versión “ingenua”, las especies que existen han existido siempre desde la creación tal y como las conocemos ahora (es decir: no han sufrido modificaciones a lo largo del tiempo). Esta teoría se mantuvo durante mucho tiempo sin ser sometida a mayores críticas. Una de ellas, sin embargo – y que fue resuelta de modo contundente- estaba basada en los hallazgos de fósiles de especies no conocidas (a simple vista eso podría ser interpretado como un caso contrario a la teoría); sin embargo, dichos fósiles fueron admitidos dentro de ella como “testimonios” de las catástrofes ocurridas desde la creación (el caso más conocido de aquellas, por haber sido testimoniado en las Sagradas Escrituras, fue “el diluvio”).

Recuerden que para Kuhn “El llegar a la solución de un problema de ciencia normal es lograr lo esperado de una manera nueva” (Pág. 70 ERC). Y que, justamente, la tarea de los científicos es resolver los enigmas que se presentan. Y ello es lo que se logra al absorber el aparente caso contrario al corpus de la “teoría”.

Esta teoría así modificada puede ser llamada “Teoría fijista/ catastrofista” y fue defendida fuertemente, entre otros, por G. Cuvier. El trabajo paleontológico de Cuvier demostraba que habían habitado la tierra especies de las que ya no se tenía conocimiento; ellas habían desaparecido a causa de grandes revoluciones (catástrofes). Asimismo, Cuvier reconoció que la generación de los seres organizados “siempre será el misterio más incomprensible” pero la mejor explicación (que sólo desplazaba el problema) era la preexistencia de los gérmenes, es por ello que Cuvier no admite la transformación: no es posible que se transforme aquello que ya está formado (anti- generacionismo).

Otro personaje fundamental en esta historia fue el gran opositor al fijismo, J. B. Lamarck quien sostuvo (no por primera vez, pero pasó a la historia casi como si lo hubiera hecho primero) que las especies cambian a lo largo del tiempo, aunque esos cambios nos resultan imperceptibles a los seres humanos porque ellos son lentos y graduales. Lamarck, manifestó que los mecanismos de cambio están regidos por leyes. Las leyes de Lamarck son dos:

1- tendencia de los seres a adaptarse a lo largo de sus vidas. Uso y desuso que respectivamente fortalece y debilita los órganos.

2- Los cambios pequeños que experimentan en vida los individuos de una especie son heredados por su descendencia.

Fueron las leyes lamarckianas las que se llevaron gran parte (sino todas) las críticas que recibió la teoría, no la idea de cambio en sí.

Lamarck y Cuvier fueron franceses y contemporáneos a fines del S XVIII. Ambos habían apoyado la revolución francesa pero desde distintas posiciones (Cuvier perteneció al grupo conservador de revolucionarios; Lamarck al otro). Ellos forman parte fundamental de la historia de la ciencia, entre otras cosas, porque sus diferencias fueron parte del suelo epistémico en el que se insertó la obra de Darwin. Las diferencias entre Lamarck y Cuvier suele presentarse en la historia de la ciencia como un ejemplo de una teoría errónea que triunfa (la de Cuvier) sobre una teoría revolucionaria y correcta que no fue reconocida (la de Lamarck), sin embargo, esta manera de presentar teorías sólo empobrece y minimiza la historia en tanto relato de los diversos desarrollos humanos, de la creatividad y la inteligencia que nuestra especie ha desarrollado a lo largo de su breve historia. Claramente, luego de ver las críticas, comprenderán que no era “muy sólida” la teoría lamarckiana y, sin dudas, no era “tan mala” la teoría fijita.

Es interesante ver que, en este punto, suele mezclarse el problema de las presentaciones históricas (básicamente las presentaciones whig) con los debates filosóficos (si la teoría era “mejor” –estaba corroborada; confirmada; tenía menos anomalías; resolvía mejor sus enigmas que la otra-) y, generalmente, eso confunde a los alumnos porque las que ellos consideran “mejores” teorías son las que no se impusieron fácilmente. Esto, los conduce en algunos casos a una especie de fatalismo respecto de la humanidad “retrograda” o, en otros (los más destacables de los casos) a plantearse que algo de esas presentaciones debe ser un tanto estandarizado y forzado de manera que no resultan adecuadas para reflejar la actividad científica.

Darwin: Una teoría evolucionista (más crisis)

Como todos sabemos, en 1859 se publicó El origen de las especies, obra en la que Darwin sostiene el origen común de todas las especies y la gradual evolución de ellas. Sin embargo –y pese a su fama actual- no fue una obra fácil o rápidamente aceptada. La gran diferencia entre las obras de Darwin y Lamarck radicó, no en el planteo de que hubiera cambio a lo largo del tiempo, sino en el/ los mecanismos que llevaban a cabo dicho cambio. Como mencioné más arriba, para Lamarck el cambio está regido por dos leyes. En cambio, para Darwin el cambio esta regido por la Selección natural.

La teoría darwiniana es un ejemplo de teoría sencilla y “narrativa”. No hay en ella cuantificación o fórmulas de ningún tipo y ello, sin duda, asombró a la comunidad científica de la época.

Problemas de la teoría darwniana

Es necesario tener en cuenta algo (que no resulta fácil de admitir para nosotros, tan acostumbrados a hablar de Darwin y su teoría como si ella –él- hubiera sido siempre tan importante como actualmente es considerado): La teoría darwiniana tuvo, desde su comienzo, una importante cantidad de problemas u objeciones (algunos fueron resueltos, otros siguen siendo debatidos en el marco de otras teorías) que podría justificar que la misma no haya sido aceptada de manera inmediata (o más o menos rápida)[3].

En particular mencionaré:

a. La incompletitud del registro fósil. Efectivamente, si las especies se desarrollan y cambian a lo largo del tiempo deben existir y deben hallarse los fósiles de cada uno de los antecesores de cualquiera de las especies conocidas. Este problema puede considerarse que se mantiene aún. Para ello es útil el documental acerca del descubrimiento de Ida, un fósil hallado en 2006 (y que se ha dado a conocer hace muy poco) de 4.7 millones de años, casualmente, el documental se llama “Ida: el eslabón perdido”. 150 años de la publicación de la obra y seguimos buscando los mentados “eslabones perdidos”.

b. La falta de teoría de la herencia. Saben que Darwin y Mendel fueron contemporáneos, sin embargo no hay registros de que haya habido algún contacto entre ellos. No estoy segura de que sea cierto (ni recuerdo quién me lo contó) pero, aunque no sea cierto, sirve esta anécdota para pensar el tema. Dicen que Mendel envió una separata de sus artículos a Darwin porque intuyó (pensó)[4] que podía servirle su trabajo para explicar cómo se heredan las variaciones entre individuos de una misma especie. Darwin nunca leyó dichas separatas y, puede pensarse que por ello su teoría careció de un elemento que hubiera podido ser fundamental y altamente explicativo[5].

Lo cierto, es que Darwin no tuvo una hipótesis admisible acerca de cómo se hereda la variación.

c. El tiempo de la tierra. Para que las especies hubieran evolucionado de modo tan lento y gradual como Darwin afirmó, la tierra tendría que haber sido mucho más antigua de lo que, en ese momento, se afirmaba que fuera (Kelvin había hecho una datación de 100 millones de años; Darwin requería casi 3 veces más)

d. Las analogías difíciles de aceptar. Este problema es menos “técnico” que los anteriores, o mejor, es más de “sentido común”. ¿Qué sentirían ustedes si yo les dijera que me parecen tan bellos o tan inteligentes como una ballena o una rata?[6] Dirían (los más generosos) algo así como “no somos comparables con…” Bien, Darwin planteó analogías entre estructuras de organismos sin relación entre sí (el ojo del pulpo y el ojo de los mamíferos) y ello, resultaba difícil de admitir.

En este mismo marco, piensen en las llamadas por Freud “heridas al narcisismo de la humanidad”: Copérnico que descentró y puso en movimiento la tierra quitándole su lugar de privilegio; Darwin que nos dice que somos sólo una especie animal más y (en su humildad) Freud mismo que afirma que ni siquiera tenemos absoluto (en el sentido de “racional”) control sobre nuestros actos y pensamientos.

e. Otra objeción planteada a la teoría darwiniana estaba relacionado con algo que deslice antes. La “narratividad de la teoría”, en la obra de Darwin no aparece una sola fórmula o cálculo o nada que encaje con el método que las ciencias post newtonianas pretendían y ello condujo a que la teoría fuera considerada no- científica o, si quieren, filosófica.

La teoría sintética (nuevo paradigma)

Recién a partir de 1900 puede hallarse una teoría amplia y más o menos completa y abarcativa en biología: La teoría sintética que conjugando los aportes darwinianos con la genética post mendeliana (entre otras cosas) resulta admitida por la comunidad científica y puede considerarse paradigmática. Puede interpretarse que esta “mega teoría” posee (como casi intuitivamente pueden comprender) todos los componentes que un paradigma debe contener:

Un lenguaje;

Reglas y métodos propios;

Una cosmovisión;

Leyes (teorías);

Ejemplares con los que se educa a los científicos;

Valores.

Y sin duda fue admitida por todos aquellos que se dedicaron a la biología (por lo menos hasta ahora).

Aplicación

Por lo anterior (entre otras cosas) la teoría darwiniana no debe ser, para mi, considerada –como intuyo creerían ustedes- una teoría que haya fundado un paradigma. De manera que, les propongo que analicen esta historia de la biología desde la metodología kuhniana[7] y, de este modo, concretar el conocimiento meramente teórico que pueden tener (tanto de la historia de la biología, como de la metodología de Kuhn). Para hacer esto, deberían hallar:

1- un período de preciencia

2- un paradigma

3- un período de ciencia normal

4- algún/os enigmas

5- algún/as anomalías

6- un período de crisis y revolución

7- un nuevo paradigma

8- Lenguaje común (lenguaje inconmensurable) entre los paradigmas hallados

9- Problemas resueltos y no resueltos de los paradigmas que hallaron

Bibliografía

· AAVV; (1999); Las raíces y los frutos. Temas de filosofía de la ciencia. CCC educando, Buenos Aires, Argentina

· AAVV, (2007); Los grandes naturalistas; Ariel; Barcelona, España.

· Geymonat, L.; (1998) Historia de la filosofía y de la ciencia; Critica; Barcelona, España.

· Kuhn, T. (1962); La estructura de las revoluciones científicas; Fondo de cultura económico, México.

· Mendel, G (1865) Versuche über planzenhibriden en Ostwald klassischer. Der exakten Wissenschaften (trad. castellana: El origen de la genética [1973], Alhambra, Barcelona).




[1] Afirmar que las reflexiones de estos filósofos fueron “no sistemáticos” conlleva ciertas dificultades porque no estaría en un error quien me dijera que Aristóteles fue muy sistemático en la observación del desarrollo del feto de pollo en el huevo… y tendría razón; pero ello daría lugar a un debate más extenso a cerca de por qué eso no basta para fundar un paradigma.

[2] Doy por supuesto, tal y como ocurre en el curso de CBC, que los lectores (o los hipotéticos alumnos a los cuales podría dirigirse una clase como esta) conocen el debate epigénesis – preformacionismo. Y generación espontánea – anti espontaneísmo.

[3] Por supuesto que no sólo ellas “justifican” la no aceptación de la teoría e, incluso, algunos podrían afirmar que estas objeciones son secundarias ya que podría no haberse aceptado la teoría por motivos explicables en términos socio- psicológicos únicamente.

[4] De lo que sí estoy segura es que en la obra de Mendel él dice que sus investigaciones pueden ser útiles para llegar a la “solución de una cuestión cuyo significado para la evolución de las formas orgánicas no debe ser subestimado” (pág. 4)

[5] Pensar “qué hubiera podido ser si…” / “qué hubiera ocurrido si…”, es algo que solemos hacer y que, en un caso como este (cuando nos referimos a la historia), es hacer “Historia contrafactual”.

[6] La pregunta intenta provocar una reacción, no es planteada como una analogía entre afirmar algo a cerca de la belleza y de un órgano.

[7] Es necesario aclarar que podría ser analizada desde muchas otras metodologías, lo relevante aquí, es que los alumnos entiendan que siempre la historia de la ciencia acarrea una postura filosófica (sea o no conciente de ello el historiador).