viernes, 14 de noviembre de 2008

Sastre y el despertador

Alguna vez he mencionado a Sartre.
En El ser y la nada, capítulo 1, V (Losada, Bs. As., 2006) Sartre ejemplifica la angustia como captación reflexiva de la libertad apelando al despertarse por la mañana para ir a trabajar... Siempre me causó un poco de gracia que un filósofo tan abtruso usara un ejemplo tan cotidiano. Tal vez lo usó para mostrar la cotidianeidad de la i-reflexión. Yo creo que es muy bueno como ejemplo. Y también creo que es útil pensar lo "tranqilizador de evitar la pregunta"... pero lo mio es la duda, no la aserción, así que lo pongo para ver si les genera lo mismo que en mí.
"[…] La conciencia del hombre en acción es conciencia irreflexiva. La conciencia de algo, y lo trascendente que a ella se descubre es de una naturaleza particular: es una estructura de exigencia del mundo […]
Ahora bien: a cada instante estamos arrojados en el mundo y comprometidos. Esto significa que actuamos antes de poner nuestros posibles y que estos posibles que se descubren como realizados remiten a sentidos que harían necesarios actos especiales para ser puestos en cuestión. El despertador que suena por la mañana remite a la posibilidad de ir a mi trabajo, que es mi posibilidad. Pero captar el llamado del despertador como llamado, es levantarse. El acto mismo de levantarse es tranquilizador, pues elude la pregunta: “¿Es el trabajo
mi posibilidad?” y, en consecuencia, no me pone en condiciones de captar la posibilidad del quietismo, de la denegación del trabajo y, en última instancia de la denegación del mundo y de la muerte. En una palabra, en la medida en que captar el sonido de la campanilla es estar ya de pie a su llamado, esa captación me garantiza contra la intuición angustiosa de ser yo quien confiere su existencia al despertador: yo y sólo yo […]"

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